Tuesday, June 17, 2008

Metamorfosis

Hoy no tengo claro quién soy, y menos aún qué quiero hacer de la vida que me ha tocado. Por qué razón se alinearon los astros de cierta manera para darle luz a mi existencia, no lo sé, y tal vez nunca lo sepa. Lo que me queda claro, sin embargo, es que ya estoy aquí, sobrela faz de esta tierra que lucha por sobrevivir entre 600 millones de personas que la pisan diariamente. Algunos en la montaña, otros junto al mar. De ojos rasgados o piel oscura, de Adán o de Eva, de día y de noche, todos luchamos por ser felices. Felices, justamente. Pero hoy no sé bien lo que es la felicidad para mí. Se han vuelto nueve caracteres que unidos, no logran tener la consistencia necesaria para traer sentido a mi mente. Tú te fuiste y mi corazón perdió Norte. Yo escapé y aprendí a vivir sola, sin ti, sin ellos, sin ninguno de esos pequeños puntos en la pared blanca que solían trazar el camino de lo que algún día llamé felicidad. Y sin estrellas que me guíen, las posibilidades son infinitas pero las dudas sobre cuál camino debo tomar son aún más. Tengo miedo de querer, y a veces temo haber perdido las ganas de ser querida. He aprendido a huirle a mis emociones, a congelar como un témpano de hielo aquello en mi interior que antes fue una gran nube de vapor. Aquella sensibilidad que por tanto tiempo fue el amuleto que me traslucía se ha escondido en algún rincón oscuro de mi ser, ajena a mis ojos, indiferente. Tú me dices que me amas y yo te explico, crudamente, que congelé nuestros recuerdos. No me explico aún como fui capaz de hacerlo, pero así, de un día al otro, oculté en el escondite perfecto todo aquello me recordase a ti, a mi a tu lado, a nosotros. Mi vida cambió y seguí adelante como nunca imaginé podría, y sin darme cuenta me hice otra, me hice confiada e independiente, me hice la mujer que soy hoy, a quién no sé si temerle o admirar, no logro aún descifrarla. En alguna extraña transición en los últimos años empecé a pensar más en mí que en los demás. No me arrepiento, no hubiera hecho ni una fracción de las miles de cosas que he logrado si no fuera por esa metamorfosis que se apoderó de mí. Pero tal vez hoy necesite a los otros de vuelta, necesite escuchar qué piensan de mí. Qué ve el mundo en mi persona. Sola no logro encontrar la salida del laberinto. He perdido el instinto, y por muchas cosas que pueda hacer en soledad, hoy sé que necesito de un equipo. Una voz aquí, un consejo allá. Irónicamente, soy yo misma quién se aleja de estas señales. Tal vez por miedo, tal vez tan solo por ser testaruda.Quién sabe.

Washington D.C, 2007

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