Sunday, July 6, 2008

Lejos de Ti

La vida lejos de mi país es como un camino espinoso con días de sol, dónde las estrellas brillan todas las noches y las calles me muestran un nuevo color del mundo en cada una de sus esquinas, sin embargo, los recuerdos de todos los días, un olor, una fotografía o una simple aventura de mi imaginación me recuerdan que me encuentro lejos, y que cada día que pasa esa pared que me aleja del Perú se hace un poquito más alta, un poquito más gruesa, un poquito más. Y me duele pensar qué será de mí lejos de la antigua ciudad de los reyes, de los días grises y las mujeres florero que desfilan en mi sociedad. Pero por alguna extraña razón fui yo quien escogió esta vida, fui yo quién decidió partir hace casi cuatro largos años, para vivir, para conocer las calles del mundo y encontrar la esencia más profunda de mi ser que se ahogaba en las noches limeñas. En gran medida, la encontré, la exploré, la amé y la reproché a la misma vez. Me quise y me odie. Me quise ir, y quise desear nunca haberlo hecho. Quise volver y cuando llegué, huir corriendo. Quise y también logré muchas cosas. Logré quererme en soledad, logré que un libro y un lapicero sean suficientes para hacerme sonreír. Empecé a disfrutar de los interminables domingos sola, de las salas de cine cada semana, de los largos cafés con amigos que un día, sin que me diera cuenta de ello, pasaron a ser mi familia. Amores vinieron y amores fueron, así como las lágrimas, las sonrisas y el dolor. Y mi familia hoy vive en mi corazón pero hay algunos días, siempre algunos más que otros, donde me duele tenerlos lejos, donde me hiere su ausencia, donde la soledad, a pesar de hoy ser mi gran amiga, me recuerda el sabor amargo de su ser. Hoy es un día se esos, tal vez porque es domingo por la noche y estoy una casa sin nadie más, tal vez porque vi a las amigas que me vieron crecer riendo juntas y recordé que he dejado de ser parte de eso, que hace mucho me fui y aunque cada vez que vuelvo siento que aún me quieren, sería iluso pensar que todo es igual. Porque dejé un camino por otro, y si bien he crecido y disfrutado cada instante del que elegí, hoy no puedo evitar preguntarme qué hubiese pasado si elegía el Perú como mi destino, el Perú que siempre pensé lo sería pero de un día al otro se hizo a un costado para dejar al mundo pasar. Y pensar en el quehubiera no tiene demasiado sentido, pero cuando extraño mi hogar ese peculiar concepto se apodera de mí. Si pienso las cosas con claridad, sé que hoy soy feliz y que el Perú me espera. Solo debo estar segura de no hacerlo esperar para siempre.


Washington D.C, junio de 2008

Tuesday, July 1, 2008

Llamemosle Felicidad

Hace días que no escribo, y empiezo a pensar que es tal vez por eso que la ansiedad no quiere abandonar los poros de mi piel. A veces tengo la percepción de que cuando algo bueno nos pasa, vienen todos los colores juntos, hermosos, a tocarnos la puerta. Con el mismo entusiasmo, cuando se desata el primer evento negativo un domingo por la tarde, los cielos grises nos abrazan intensamente día tras día, noche tras noche. Entonces te dices a ti misma que ya pasará, que ya fueron suficientes momentos eternos, pero siempre llega otro, nuevo e impredesible, encargándose de hacerte reir de ti misma una vez más. Al menos los últimos meses en Londres te han enseñado a reír de ti. Las lluvias repentinas que se encargan lavar tu rostro y dejar un plumero en tu cabeza precisamente el viernes por la noche; las salidas de un martes de abril con un desconocido que aparentemente es muy gracioso pero tu nunca logras descifrar lo que tanto lo hace reír. Los domingos en la biblioteca, los días sin sol y las noches sin sueño, las sabanas sucias y los zapatos rotos.

No sabes bien qué pasará en los próximos meses. Cómo se desenvolverá tu vida, si te podrás llamar feliz, si extrañarás aquella ciudad gris de la que hoy tanto te quejas, si no te reconocerás sin la soledad que hoy te acompaña en las noches….si serás tú o conocerás una nueva versión de lo que eso significa.

Lo único que mis ojos me permiten ver hoy es que la felicidad debe nacer de eso que llamo alma, eso que no puedo concretizar en palabras, que no tiene un significado religioso pero va mas allá de lo mundano; aquello que constituye nuestra esencia más allá de nuestros días contados en esta tierra de ilusión. De ahí deben crecer mis sueños, mi seguridad, y mi ser. Confiemos en que puedo lograrlo.

Londres, 2007

Febreros

Hoy es un domingo de febrero frío, de sueños mezclados con realidad en el sabor de la resaca que fielmente me acompaña. Es un día gris que trae consigo dudas por mi ventana, y cada hoja que el viento hace retumbar en ella me pregunta qué hago aquí, como fue que de pronto pasaron los días y minutos, y me encontré dejando a un Perú pobre, a una hermana pequeña, a una Lima sin tanto color. El tiempo robó mi espacio, y parece haberlo ocultado en un lugar desconocido a mis ojos. Quién soy yo, me pregunto, y cuál es mi motivo. Cuando fue que me lancé cruzar el océano sin saber bien adónde iba a caer, sin tener idea alguna de cuál es el eslabón perdido que intento buscar. Y un camino llevó al otro y me encontré aquí, pensando en ti, pensando en el, soñando con verlos a ellos. Con nuevas historias de vida, sonrisas coloridas y menos tormentas que las que antes he vivido, sin embargo, sin todos ustedes que me guste o no, son parte de ese yo que lucha por liberarse, sin darse cuenta que en esa falta de libertad es donde yace la felicidad, donde el mundo Maga le trajo sentido a la vida de Oliveira, donde le ganamos a la insoportable levedad del ser. Entonces me pregunto por qué siempre me empeñé en nadar contra la corriente, en cuestionar mi entorno y mi ser. Siendo tan cuestionadora, sin embargo, vengo lanzándome de un veinteavo piso sin saber bien adónde caeré, quién encontraré ahí abajo o si quiera si sobreviviré. Tal vez así es la vida, such is life, they say. Or that’s what we want to believe. Porque cuando digo que así es la vida, entonces cierro, uno por uno, los posibles caminos de acción. Entonces doy muerte a mi posibilidad de cambiar las cosas, de elegir, de tener el gran privilegio de tomar decisiones pero la más grande aún responsabilidad de llevar de la mano a sus consecuencias. Entonces, y solo entonces, pienso que así no es la vida, que la vida es lo que nosotros queramos hacer de ella. La vida es todo y nada a la vez. La vida es una tabula raza, es una plataforma plana dónde el hombre cuelga de un péndulo entre la nada y el infinito. Ese péndulo, para mi ventaja o desdicha, tengo la capacidad de balancearlo yo.


Febrero de 2008, Washington D.C.