Tuesday, June 17, 2008

Existe un Fin al Final del Camino

Es gracioso tratar de entender como es que funcionamos. A mi parecer, somos una especie bastante peculiar, con infinitas formas de entender nuestro paso por este mundo, victimas de tormentos generados por nuestra propia mente, protagonistas de historias trazadas gracias a la que es, tal vez, nuestra más poderosa herramienta: la creación. Entre los infinitos posibles gametos producidos por mis padres, ¿por qué habré sido yo el elegido? Nacemos para unirnos a la gran familia de la humanidad. Actuamos para tener algún tipo de trascendencia en ella. Morimos cuando llega la hora de partir, y me gustaría decir que es para ir a parar a un “lugar mejor”, pero la verdad es que, primero, no lo sé; y segundo, que no concuerdo con la idea de vivir pensando en una realidad que no sea la que nos aferra a la vida en el presente. Hay que vivir el ahora, o llegaremos al fin y recordaremos la triste frase del “si pudiera vivir nuevamente mi vida…”. Supongo que es imposible acabar con todos nuestros sueños e ilusiones en esta tierra antes de morir, ya que si algo como esto pasara, sería tal vez la propia causante de nuestra decadencia. Sin embargo, me gustaría poder pensar que llegaré al fin de mis días y miraré atrás con una sonrisa, orgullosa de haber luchado en cada día de mi existencia por volver mundanos, y poder palpar entre mis manos, algunos de mis más grandes sueños.

Ahora; tal vez uno de los errores más aberrantes del hombre moderno es el dejar todo para un “después”, que por supuesto no ponemos en duda debido a la tentadora mentira que nos dice que la ciencia ha alcanzado tal auge en su desarrollo, que ahora tenemos el control de nuestro destino. Lo cotidiano gobierna sobre lo trascendente. Somos ahora prisioneros de una mecanizada rutina, celosamente cerrada para evitar que podamos huir. No moriré mañana, pues ya me hice un chequeo completo y no me diagnosticaron nada. No moriré mañana, pues tengo que ir a trabajar o me descontarán el sueldo a fin de mes. No moriré mañana, es mi santo y ya me confirmaron todos que vendrán a mi comida.

Pero aún no somos tan poderosos, señores, y felizmente. La vida todavía es más fuerte que el hombre, la naturaleza aún no acaba de subyugarse a su dominio, el futuro permanece indescifrable. No importa cuantas máquinas creemos para alargar por una milésima de segundo nuestras ya miserables vidas, porque aunque tal vez tengamos éxito en el estrechamiento de nuestros días, nunca lograremos hacerlos durar para siempre.

El hombre será clonado. Renaceremos una y otra vez. Explotaremos los pocos recursos planetarios que aún no acabamos de derrochar. Crearemos bombas nucleares que luego haremos explotar. Mataremos inocentes, reviviremos culpables. Construiremos un mundo a nuestra medida si así lo deseamos. Todo. Hoy queremos Todo lo posible. El hombre ha perdido su humildad, ¿o es que acaso nunca la tuvo?

Por eso tal vez los seres piensan cada vez menos en el final de su vida. Por eso para muchos, el fin está aún demasiado lejos como para valer la pena. Hoy les quiero recordar que aunque parezcamos cada día más omnipotentes, todavía no desciframos la pócima para la eternidad. La juventud no dura para siempre mujer, no te engañes. Esa jalada de cara, esas pastillas quema-grasa, y esa vigorexia que se ha apoderado cruelmente de tu vida, lamentablemente y contra todo pronóstico, no evitarán tu tan temido envejecimiento. Personalmente, me da asco sólo pensar en la esquizofrenia estética que se apodera de mis compatriotas, y lo que es peor aún, tal vez también de mi. Hasta qué punto podemos ser tan egocéntricos, cuánto más avanzará nuestro desbocado titanismo. Desesperadamente la busco, pero aún no encuentro a la estrella que me revele la verdad.

Quiero enseñar que sí hay un fin, y que tal vez está más cerca de lo que creemos. Aprendamos a vivir sabiendo que de repente moriremos mañana, que tal vez en un año tendremos más arrugas, que existe la posibilidad que al poner el punto final en esta reflexión, de mi último respiro de vida. No se trata de vivir obsesionados con el fin, compañeros, pero tampoco de creer que evitaremos su llegada. Momentos son, momentos pasan. Momentos van y vienen. Por si no lo saben, de eso está hecha la vida, sólo de momentos; no te pierdas el ahora,( y agrego), por perseguir un mañana que imaginas mejor.

Lima, 2004

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