Monday, October 27, 2008

Octubres morados

Octubre trae recuerdos de un mes morado, de días donde empieza a asomarse el sol por la antigua Lima, por sus calles pobladas, su mar, su nostalgia. Y esta tarde gris en las plazas de Washington D.C. me recuerda de dónde vengo, dónde deje mi amor por la vida y la amistad, mi pasión por un país a veces ingrato, a veces distante, que en días como hoy parece incluso desconocido. Mis noches en Perú se nublan de nostalgia, se empañan de demasiados momentos lejos de él. Y una vez más mi alma vuela, se desprenden las anclas, se pudren las raíces y me siento partir, me siento lejos de tus aguas, de tus colores, de tu gente. Entonces te preguntas qué haces realmente aquí, qué vive en tu interior que te impulsa a seguir adelante, o tal vez al costado, quien sabe, pero te arrastra por el río de esta vida, caudaloso, inmenso. Tan ancho que mis ojos no ven más la orilla, será por eso que en días como hoy no sé hacia donde nadar, la arena huyó a mi pies movedizos, el mar parece nunca llegará. Y el amor empieza a aparecer como una extraña roca en la mitad del camino, debería tomarla, debería pasar como si nunca la hubiese visto, no lo sé. Quiero amar nuevamente, quiero aprender una vez más a sentir. Lo haré porque me lo merezco, lo haré porque sin pensarlo mi cuerpo es atraída hacia él, pero debo llegar al mar pronto, debo visitar el Perú que me espera paciente, paciente y resentido, pero abrirá sus puertas y ojala me sepa escuchar.

Washington D.C., 16 de octubre de 2008

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